El reto de personalizar el aprendizaje

Artículo de Paulina Bánfalvi publicado el 28 de octubre de 2021 en El Diari de l'Educació.

Educar es un reto que se hace más complejo a medida que la sociedad es más diversa y el futuro de los estudiantes es más incierto. Las fórmulas que aprendimos ya no son eficaces porque las necesidades, perfiles y contexto de nuestro alumnado han cambiado. Debemos responder ofreciendo una educación personalizada… ¿pero qué es la personalización?

Personalizar implica un cambio de enfoque en el objetivo de nuestra labor docente, pero también un cambio en el uso de recursos y estructuras educativas. Significa partir del perfil de cada uno de nuestros alumnos para estructurar una propuesta educativa flexible y modulada que se va adaptando y respondiendo a su desarrollo, para desafiarle a ir siempre un paso más allá. Implica también un trabajo en equipo en el que todo el personal del centro se coordina de forma eficiente en favor del desarrollo del alumno.

Es un proceso ambicioso, pero abarcable. Algunos aspectos pueden sobrepasar nuestra responsabilidad y capacidad de transformación, pero otros sí están en nuestras manos. ¿Cuáles son esos aspectos?

Entender el perfil del alumnado

Hay decenas de ítems que podríamos recoger, pero la información no por ser más extensa es más útil. Debemos ser conscientes de nuestra capacidad de gestión y pensar bien lo que queremos saber, por qué, y para qué. Recoge sólo aquella información que vayas a utilizar.

Piensa en tu asignatura. ¿Qué habilidades son necesarias para un buen rendimiento? Cada asignatura desafía a un determinado tipo de destrezas en mayor medida que otras.

Piensa en tu estilo de enseñanza. Si trabajas por proyectos, o generas debates o te apoyas en el flipped classroom o tu clase es más expositiva, pones a prueba diferentes habilidades y cualidades en tu alumnado que deberías identificar.

La clase. El contexto, el nivel educativo, su historial académico y social, su contexto personal y familiar determinarán otra serie de ítems relevantes.

Usa las diferentes fuentes de información a tu alcance. Su expediente académico, la conversación con el profesorado, tutorías con las familias, un cuestionario de autoevaluación, la observación en el aula, y alguna dinámica o juego-debate, juego de rol, pequeña investigación o mini proyecto, pueden dar mucha información sobre el punto de partida del alumno, al tiempo que ofrece una oportunidad para darle contexto al contenido curricular.

El alumnado. Elaborar su perfil busca definir un punto de partida y necesidades específicas para retarlos y ofrecer la guía que necesitan para llevarlos siempre un paso más allá. No medimos en qué medida un alumno llega a un estándar medio esperado, o qué lugar ocupa en el ranking de la clase.

El currículo como un reto

Juega con el contenido para responder a “Para qué debo aprender esto”. El alumnado ansía aprender. Pero ansía aprender lo que les genera alguna experiencia positiva de desarrollo. Vincula el contenido curricular entre sí y con el mundo que nos rodea, con los grandes desafíos de la humanidad, los grandes problemas, las grandes cuestiones que azotan a la humanidad o supondrán un desafío cuando crezcan y se enfrenten a la vida como personas adultas . El aprendizaje debe ser explícitamente significativo y útil, no desde nuestra perspectiva, sino desde la suya.

Reorganiza los contenidos. Desglosa los temas y subtemas para reorganizarlos de forma que se relacionen unos con otros.

Reconstruye los bloques y el orden, para ir de una perspectiva más amplia y general, a la más específica y concreta. Tener un contexto en el que encajar las piezas genera sensación de utilidad y comprensión y nos lleva a conectar con el aprendizaje.

Compacta y enriquece. Esta perspectiva permite compactar el contenido evitar las repeticiones o caer en un avance en “espiral” e identificar oportunidades para enriquecer el currículum conectándolo con retos, noticias de actualidad, nuevos descubrimientos, aplicaciones profesionales o cualquier contenido extra curricular conectado que resulte estimulante por la curiosidad o emoción que genera.

Conviértelo en un reto para el pensamiento. Nuestro alumnado se enfrenta a la era de la creación, donde lo que sabes es sólo valioso si sabes qué hacer con ello, cómo usarlo (utilizarlo) para transformar tu realidad, para innovar, para crear y generar soluciones. El pensamiento crítico, además, adquiere mayor desarrollo y destreza cuando se enfrenta a un reto creativo y este nos permite conectar todo el contenido curricular –o gran parte de él, implicar y retar destrezas de pensamiento crítico, trabajar competencias clave y crear diferentes recorridos que les permitan conectar con sus intereses y preferencias y elegir el nivel de profundidad y complejidad que les motiva en cada momento, para cada reto.

La evaluación como herramienta de mejora

El docente se transforma y pasa a medir resultados, a aportar guía y herramientas para procurar un mayor avance en su alumnado. La respuesta ya no es “el alumnado no puede o no quiere” sino ¿por qué? Tanto si el alumnado obtiene buenos resultados como si no, analizar las causas nos da las claves para ofrecerle herramientas y estrategias que le ayuden a avanzar un paso más allá. Esta sensación de progreso, y entender qué tendrán que hacer para mejorar, ayuda a crear una experiencia de aprendizaje positiva y sensación de logro. El feedback es, sin duda alguna, una de las herramientas docentes que mayor impacto genera en el alumnado.

Personalizar implica dejar de trabajar para que el alumnado encaje, para buscar herramientas y estrategias que le encajen. Invertir el proceso y construir aprendizaje no desde mi "tema 1", sino desde el punto de partida del alumnado. No con el objetivo de que él o ella aprueben, sino que se desarrollen. No por cumplir con una programación, sino con sus necesidades, intereses y potencialidad. No para ofrecerle lo que a nosotros nos sirvió, sino para prepararle para los retos a los que se enfrentará en su futuro.