¿Qué estamos haciendo con los chicos?

Artículo de Marc Hortal Galí, publicado en el diari de l'educació el 9 de marzo de 2023.

Estos días nuestras escuelas están llenas de actividades sobre el feminismo, charlas, pósters de científicas, artistas y deportistas. La ola del feminismo hace tiempo que entró en la escuela y ha ayudado a hacerla mejor. Queda mucho por hacer, pero las escuelas y la sociedad son hoy espacios más igualitarios de lo que habían sido y hay que valorarlo.

Sin embargo, tenemos una asignatura pendiente con los chicos. Creo que una parte importante son espectadores pasivos de unas actividades y de un movimiento que les interpela poco, mientras por debajo de ideas contrarias a la igualdad siguen circulando y creciendo. Es necesario empezar a poner el foco en los chicos si queremos avanzar de verdad hacia una sociedad igualitaria.

En primer lugar, debemos afrontar que los chicos tienen muchas más dificultades que las chicas en la escuela y corren el peligro de sentirse desvinculados. Sólo por citar algunas estadísticas, En la evaluación de 6º de primaria de 2022, las chicas superaron a los chicos en lengua catalana en 4,4 puntos, en lengua castellana en 3,2 puntos y en lengua inglesa en 4,8 puntos. En matemáticas, la tradicional ventaja que tenían los chicos se ha reducido a tan sólo 0,8 puntos. Estas diferencias se mantienen o aumentan desde hace años. En cuanto a la comprensión lectora, las chicas también superan a los chicos en cuarenta puntos, 504 a 464, según el informe PISA 2018.

En la selectividad se presentan muchas más chicas que chicos, 58% a 42%, según estadísticas del curso pasado, aunque los resultados obtenidos son muy similares. Por último, también existe una gran diferencia en cuanto al reconocimiento de necesidades educativas especiales. Según datos del Consorcio de Educación de Barcelona del curso 20-21, el 73% de los alumnos considerados como NESE tipo A son chicos y sólo el 27% son chicas.

Por otra parte, parece que existe un consenso científico en el que los chicos maduran intelectual y emocionalmente más tarde que las chicas. También parece claro que los modelos de socialización masculino y femenino siguen siendo muy distintos. De los chicos se espera que sean activos, atrevidos y fuertes mientras que en las chicas se valora más que sean tranquilas, colaboradoras y prudentes. Sea por estos motivos o por otros está claro que las chicas en general dominan más las habilidades que garantizan el éxito escolar. Las chicas son mejores en mantenerse sentadas, escuchando, leyendo y regulando las emociones y sus resultados escolares lo reflejan.

Hemos empoderado y reconocido a las chicas y esto ha sido un avance fantástico, pero no hemos hecho lo suficiente para incorporar a los chicos

Además, los chicos también suelen ser los que provocan más problemas de disciplina y los que sufren más sus consecuencias. En los chicos, la presión por impresionar al grupo de iguales parece ser más fuerte y a menudo la manera de hacerlo es desafiando a la autoridad. Los chicos reciben más sanciones y expulsiones y pierden más actividades escolares. Esto provoca una disminución de su autoestima personal y académica y una mayor desconexión del mundo escolar.

En resumen, mientras la mayoría de la sociedad sigue siendo “boy-friendly” quizás la escuela se ha convertido en uno de los pocos espacios “girl-friendly” que hemos sabido crear.

Otro elemento importante son los referentes que poseen algunos de nuestros alumnos. Las escuelas ofrecen cada vez más modelos positivos para las chicas: Marie Curie, Alexia Putellas o Frida Kahlo llenan los pasillos, celebramos el día de la mujer en la ciencia y otras actividades similares, pero estamos huérfanos de referentes que nos muestren una masculinidad diferente. Hemos empoderado y reconocido a las chicas y esto ha sido un avance fantástico, pero no hemos hecho lo suficiente para incorporar a los chicos.

Los referentes que los chicos encuentran en las redes siguen siendo tradicionales cuando no directamente tóxicos o reaccionarios. El Tik-toker británico Andrew Tate por ejemplo, famoso en nuestro país por un enfrentamiento virtual con Greta Thumberg, acumula millones de seguidores entre jóvenes y adolescentes con un discurso reaccionario y misógino. Jóvenes desafectos del sistema encuentran a Tate, que habla de coches, dinero y denigra a las chicas un referente alternativo. En Reino Unido, la preocupación entre los educadores por este fenómeno es tal que muchos docentes y escuelas han comenzado a formarse para poder tratar estos discursos en clase. Seguramente no sería difícil encontrar referentes similares en nuestro entorno.

En las aulas, a los chicos también les cuesta encontrar referentes con los que identificarse. La profesión docente es abrumadoramente femenina en infantil y primaria y más equilibrada pero también con mayoría femenina en secundaria. Las tareas de cuidado han sido atribuidas tradicionalmente a las mujeres y con frecuencia lo que ven los alumnos en la escuela refuerza esta idea. Sin referentes masculinos potentes de proximidad que desmientan este estereotipo no podremos avanzar.

Trabajar en serio con los chicos para incorporarlos a la lucha por la igualdad y garantizar su éxito escolar es imprescindible

Pienso que urge poner el foco en los chicos y afrontar este reto. No hay soluciones fáciles ni recetas mágicas, pero sugiero tres direcciones de trabajo posibles.

En primer lugar, ofrecer a los chicos y también a las chicas, modelos y referentes alternativos de masculinidad. Mostrar que hay otras muchas formas de ser hombre y que superar ciertos roles también los libera. Quizás hablar menos de Greta Thumberg y más de ejemplos como el futbolista Héctor Bellerín que practica una dieta vegana, sólo compra ropa de segunda mano como crítica al consumismo y es accionista de uno de los clubs de fútbol más sostenible del mundo. Si nos esforzamos un poco, no nos costará encontrar otros ejemplos.

En segundo lugar, pensar en actividades que les interpelen y donde ellos puedan expresar sus ideas y dudas con tranquilidad por mucho que choquen con el discurso dominante. Debemos trabajar a partir de lo que sienten y piensan, si no corremos el riesgo de que se callen mientras por debajo siguen pensando lo mismo. Nos enfrentaremos con ideas y expresiones chocantes pero, como en cualquier aspecto de la adolescencia, es mejor escuchar y dejar espacio por la reflexión que no reaccionar con críticas y rechazo.

Por último, debemos mejorar en la gestión de la convivencia y en el apoyo educativo. Los problemas de los chicos son mucho más estructurales que personales y es necesario trabajar de forma proactiva. Es necesaria mucha más prevención y apoyo y no sólo sanciones disciplinarias. Debemos crear espacios y momentos en los que los chicos puedan experimentar otros papeles y salir de los roles que parece que todo el mundo espera que realicen. No esperar a que haya conflictos por intervenir.

Empezar a trabajar en serio con los chicos para incorporarlos a la lucha por la igualdad y garantizar su éxito escolar es imprescindible para avanzar hacia una sociedad igualitaria. Muchos países y centros están empezando a buscar soluciones y estrategias en ese camino. Es necesario que nosotros también nos ponemos lo antes posible.