Sobre la educación diferenciada por sexos

Por José A. Alcázar y J.L.Martos [Revista EDUCAR núm.83 página 28.]

 

La masculinidad y la feminidad son rasgos constitutivos de la persona. Varón y mujer tienen modos diversos de vivir su idéntica dignidad personal, y esto es clave en la enseñanza. Cada persona nace hombre o mujer, con ritmos diferentes de maduración personal y aprendizaje, por lo que el proceso educativo no puede ignorarse esa diversidad, sino que ha de ser respetada. La escuela ha de procurar que cada alumno cultive las cualidades propias de su propio modo de ser.

Durante la edad escolar y los estudios secundarios y bachillerato los chicos se manifiestan como más impulsivos, menos ordenados y con mayores dificultades para concentrarse en los estudios y para manifestar sus emociones. Por el contrario, las chicas a esa edades están más capacitadas para vivir el orden, la puntualidad y la constancia en su trabajo y lo que es muy importante, expresan mucho mejor sus emociones.

Es muy diversa la manera de expresar su afectividad los chicos y las chicas adolescentes. En ellas, la delicadeza, la atención al detalle y el énfasis que ponen en lo emotivo fundamentarán el futuro despegue de su afectividad femenina. En los chicos, en cambio, su vida afectiva está orlada por los rasgos de la duraza, insensibilidad y rudeza, descalificando globalmente la vida afectiva, que es percibida en esta etapa evolutiva como desprestigiada y hasta banalizada. De aquí no puede concluirse que en el mundo afectivo del varón no haya lugar nada más que para la violencia: en su ámbito afectivo hay también un espacio lugar para la ternura, sólo que ésta todavía soterrada y no puja aún por manifestarse. La ternura varonil aparece más tarde, se expresa de modo diverso a como acontece en las chicas y va a la zaga de la emergente violencia e intrepidez, rasgos característicos con los que se expresan las emociones en estas tempranas etapas de la vida. En las chicas sucede más bien lo contrario: aparece primero la ternura femenina que, más tarde, tal vez se mude en violencia, expresándose preferentemente de forma verbal y gestual .
Sólo pasado los años de la adolescencia, cuando se ha constituido adecuadamente la identidad personal femenina o masculina, con algo más de madurez y experiencia de vida, la persona aprende a integrar mejor todos los elementos que están en juego en la relación interpersonal.

Los chicos perciben mejor el espacio y el lugar que ocupan los objetos, mientras que las chicas suelen superarles en las tareas en las que interviene el dominio del lenguaje; los chicos parecen que superan a las chicas en razonamiento abstracto, en la capacidad de formular proyectos a largo plazo, en fuerza física y velocidad; mientras que las alumnas les superan en sentido artístico, en la capacidad para conocer a las personas, en delicadeza en el trato, atención a los detalles y en capacidad de adaptación. Por otra parte, aparece claro que las mujeres superan a los hombres en capacidad de concentración y maduran intelectualmente antes que los varones.

Gilligan afirma que las mujeres difieren de los hombres en su orientación básica hacia la vida. Considera que algunas teorías de gran reputación sobre psicología evolutiva desprecian de manera ilegítima la orientación femenina: las mujeres se orientan hacia las relaciones humanas, la delicadeza en el trato y el compromiso; mientras que los hombres se orientan más hacia el pensamiento abstracto, a buscar logros personales y la subordinación de las relaciones a otros objetivos.

En educación, desatender las diferencias entre chicos y chicas es hacer injusticia a la naturaleza. Hay diferencias que no pueden ser subsumidas, por lo que la dignidad de la persona exige siempre que se respeten. Respetar es siempre salvar las diferencias, considerar, retener la mirada ante lo que caracteriza a cada persona, mientras que el indiferente pasa sin detenerse ante la realidad y no considera su contenido.

 

¿Es la coeducación un sistema indiscutido?
La escuela diferenciada ofrece mejores posibilidades para el rendimiento académico de los alumnos.


Personalización: atención a la diversidad y respeto a la diferencia


Respuestas a algunas afirmaciones

 

¿Es la coeducación un sistema indiscutido?

La coeducación es un método pedagógico que se ha generalizado, desde la década de los sesenta del siglo XX, en los sistemas de enseñanza de los países occidentales. Su implantación ha sido más bien el resultado de propuestas con fuerte carga ideológica que aceptaban la enseñanza mixta como un postulado indiscutido - sin necesidad de demostración previa - para lograr la igualdad social, sin que haya sido precedida de estudios experimentales serenos o responda a criterios de psicología evolutiva.

Más allá de la mera <>, que venía impuesta en zonas rurales despobladas por razones de optimización de recursos, la <> se presenta como un postulado para conseguir que los chicos y las chicas reciban un trato idéntico en la escuela, también en las edades más sensibles de su maduración personal, y rechaza atender a las diferencias de constitución, madurez y evolución psicológica entre chicas y chicos, que a veces llegan a no admitirse como presupuestos naturales (modos de ser diversos), sino como pautas culturales.

En la Conferencia Mundial de la Mujer, que la ONU convocó en Pekín (1995), se difundió la dicotomía entre <> y <>, ya acuñada lingüística y conceptualmente desde hacía algún tiempo. El sexo aparece ahí referido a la dimensión estrictamente biológica, mientras que el género estaría más bien en relación con los roles culturales de lo femenino (maternidad, crianza de los hijos, cuidado del hogar) y de lo masculino (trabajo fuera del hogar y provisión del sustento familiar). Para algunos, la igualdad se plantea como superación de los prejuicios de género.

Paralelamente, en algunos sectores de la cultura occidental se ha ido consolidando un cambio de mentalidad que lleva también a concebir el sexo como algo más ligado a la cultura que a la naturaleza, de manera que la inclinación sexual se considera como una opción personal libre que podría incluso contraponerse a la naturaleza. Algunos consideran que el hombre no es naturaleza, sino libertad y cultura, por lo que admitir la diferencia entre hombres y mujeres como un trato natural relevante para la educación de la persona sería discriminatorio.

En consecuencia, a veces se propugna que las escuelas deben procurar la igualdad a través de un trato igualitaria a alumnos y alumnas, aún a costa de desatender - o de ignorar intencionadamente- sus diferencias naturales, porque no se admiten como tales, sino como pautas culturales <>, que históricamente han supuesto un lastre para la emancipación de la mujer y es necesario superar.

Sin embargo, entre la mujer y el varón hay una similitud radical en la humanidad y, por tanto, una dignidad igual, pero se da también una disimilitud también radical, en el modo femenino o masculino de ser. Parece justo otorgar un trato diferenciado a lo que la naturaleza misma distingue, de forma que se desarrollen lo mejor posible las potencialidades propias del hombre y de la mujer, de acuerdo con sus peculiares características psicológicas, somáticas y personales.

(Las diferencias entre chicos y chicas pertenecen al orden natural, biológico, e inciden en el desarrollo personal y en el comportamiento). Según algunos estudios, la persona tiene una identidad que se determina hacia la sexta semana de gestación, como resultado de la acción de grandes cantidades de hormonas que orientan de modo diferente la formación de los cerebros masculinos y femeninos. [La condición masculina o femenina se da mucho antes de nacer y afecta a todas las personas - actitudes, aptitudes, respuestas, sentimientos, prioridades, etc.-, no sólo a la sexualidad]

Estas diferencias de género constituyen un hecho psicológico firme, con independencia de cuál sea el pensamiento dominante en cada momento. [Y cada vez son más frecuentes las investigaciones que señalan que la coeducación encuentran dificultades para proporcionar la adecuada atención a las necesidades educativas especificas de los adolescentes, y al desarrollo personal de las cualidades de la masculinidad y de la feminidad, que no pueden ignorarse si se desea ofrecer a los alumnos una educación que desarrolle armónicamente su personalidad]
Resultado paradójico que en nuestros días amplios sectores de la sociedad mantengan los postulados acríticos que facilitaron la implantación generalizada de la enseñanza mixta, cuando en realidad son escasos los estudios científicos disponibles sobre sus efectos. Además, se percibe un cierto afán de ignorar, ocultar o enmascarar algunos resultados, de forma que se hace difícil establecer conclusiones fiables. [Durante décadas, se ha considerado la escuela mixta como el entorno más adecuado para asegurar la igualdad entre los sexos pero investigaciones educativas recientes ponen en duda la afirmación.] Incluso algunos sectores del pensamiento feminista, que desde los años sesenta postuló la coeducación como cause para lograr la igualdad de los sexos, defiende hoy (sobre todo, en Alemania y Estados Unidos) la escuela separada para chicas como el mejor medio para garantizar la igualdad de oportunidades y la emancipación de la mujer.

Un reciente estudio muestra que en Francia, la coeducación no ha conseguido asegurar la igualdad de sexos ni la de oportunidades por lo que, después de tres décadas de predominio de la educación mixta, cada vez son más las voces que se alzan cuestionando sus ventajas. Países como la misma Francia, Inglaterra, Australia, EE.UU., Alemania o Austria comienzan a poner en entredichos el <>.

El aumento de los problemas de disciplina y de absentismo, las altas tazas de fracaso escolar y la violencia creciente en los centros educativos, reclaman soluciones que deberían buscarse en un cambio de coordenadas del sistema educativo, para que responda más adecuadamente al reto de educar a los alumnos como personas libres, de acuerdo con las exigencias de la dignidad humana y atendiendo a su diversidad natural. En este sentido, la educación diferenciada presenta indudables ventajas y no es más cara que la coeducación, ni requiere duplicar los recursos salvo en casos extremos en la población escolar ni siquiera complete las aulas de un centro pequeño.

La defensa de la dignidad de la mujer y de la igualdad entre hombres y mujeres no es algo necesariamente condicionado a un determinado sistema educativo, sino que puede favorecerse tanto desde la enseñanza mixta como en una escuela que ofrezca educación diferenciada. Son valores que promoverá mejor la escuela que cuente con un proyecto educativo en el que se contemplen estos ideales, que disponga de un claustro de profesores que los comparta y ofrezca a sus medios pedagógicos y formativos eficaces.

 


La escuela diferenciada ofrece mejores posibilidades para el rendimiento académico de los alumnos


La escuela diferenciada ofrece mejores posibilidades para lograr el rendimiento académico de sus alumnos, porque el desarrollo de niños y niñas está sujeto a diferentes velocidades. Las chicas maduran biológica y psicológicamente antes que los chicos y este hecho suele tener un gran impacto sobre el rendimiento escolar. De ordinario, hasta los 16 años, las chicas rinden intelectualmente más que los chicos. El desarrollo cognitivo en el varón, en la infancia y la adolescencia, es más lento y torpe, aunque su recorrido intelectual pueda ser de más largo alcance, e incluso alcanzar más tardíamente niveles altos.

Es un sistema coeducativo, aunque la diferencia de maduración personal podría constituir un estímulo en algunos casos, de ordinario se perjudica el rendimiento académico de algunos chicos en relación con el que alcanzan sus compañeros. Normalmente, las aulas mixtas los alumnos entre 12 y los 16 años, los primeros puestos los ocupan chicas por lo que muchos chicos reducen sus niveles de aspiración al no resistir la comparación con sus compañeras. Los chicos se quedan atrás en destrezas verbales (lengua, literatura e idiomas) y sufren en una alta proporción problemas de aprendizaje y disciplina. La mujer es más capaz de comprender, de explicarse y de verbalizar los aspectos emocionales de una relación. Los varones tienen más vitalidad - son más inquietos que las niñas-y les cuesta mantener la atención durante mucho tiempo, maduran más lentamente y tardan más tiempo en aprender a controlar sus impulsos.

Algunos autores han puesto de manifiesto que las chicas rinden más, en asignaturas tradicionalmente masculinas, cuando están solas. En las clases separadas, las chicas suelen encontrar más facilidad para destacar en material científico-técnicas y en matemáticas, en las que tradicionalmente se considera que los chicos son más aptos. No pocos piensan que la escuela mixta se reduce, por las razones curriculares, a una enseñanza para chicos que se impartan también a chicas. Esto ha llegado a que algunas escuelas mixtas establezcan aulas diferenciadas por sexos para ciertas materias, con buen resultado.

Algunos pensaban que el sistema mixto serviría para estimular la competencia escolar: los chicos estimularían a diligencia, la aplicación, el orden, la constancia y la intuición de las chicas, mientras que éstas adquirirían mayor claridad en el juicio y en la expresión. Pero esto no ha sido así, en gran parte debido a asimetrías irreductibles en los estilos cognitivos, genéricamente muy distintos. Existen fuertes condicionantes neurobiológicos que justifican hablar claramente de un modo masculino o femenino de aprender y conocer, y que no pueden ser asimilado sin producir desconciertos: la cognición de la mujer es más emocional y sintética, más completa, aunque menos analítica.

En algunos casos, esas diferencias conducen a consecuencias negativas que probablemente podrían haberse evitado en un contexto educativo que respetase el diverso proceso de desarrollo y maduración en unos y en otras. Por eso, en los últimos años se han levantado numerosas voces de expertos que denuncian el fracaso de la enseñanza mixta especialmente en el caso de los alumnos varones, por el alto grado de fracaso académico, en comparación con las chicas. Los centros coeducativos presentan más problemas de falta de motivación, frustración, ansiedad, agresividad, violencia, drogas, abandono de hogar, etc.

Por el contrario, son abundantes las investigaciones que señalan que los alumnos de centros de enseñanza diferenciada obtienen mejores resultados académicos. Un estudio riguroso de F. A. Mael concluye que la escolarización diferenciada por sexo tiene beneficios positivos para el rendimiento académico tanto en el caso de las mujeres como en el de los hombres. También Bryk, Lee y Holland aseguran que la asistencia a escuelas diferenciadas afecta positivamente al rendimiento académico. No es fácil determinar con exactitud la incidencia de la educación diferenciada en los resultados docentes, porque hay otras variables importantes que deben ponderarse, como el nivel sociocultural de las familias, la calidad del proyecto del centro, la preparación y el nivel de aspiraciones del claustro de profesores, etc., pero si hay datos muy diversos ambientes y países que señalan que alcanzan mejores resultados que la escuela mixta.

El <> publica cada mes de agosto los resultados de las <> de Gran Bretaña: desde hace años, las 25 escuelas que obtienen los mejores resultados son de enseñanza diferenciada. La primera escuela mixta aparece en el número 26 de la lista.

Los resultados correspondientes al curso 2001-2002 de las pruebas del General Certificate of Secundary School, que se realiza al término de la enseñanza obligatoria, de los 20 mejores colegios públicos y privados de Inglaterra y Gales, 13 son de educación separada; en el caso de los colegios públicos (que escolarizan al 80% de los alumnos), seis de los diez mejores no son mixtos.

En un estudio realizado por Lee y Brik, a partir de una muestra de 1.807 alumnos de 75 escuelas de secundaria en EE.UU., los estudiantes de escuelas con enseñanza separada obtenían un mayor rendimiento académico y aspiraciones profesionales más altas. Los efectos entre las alumnas eran aún mejores: dedicaban más tiempo a su tarea escolar, y mostraban más entusiasmo en la literatura y en las matemáticas.

En el último Informe sobre las escuelas secundarias de Ontario realizado por el Instituto Fraser, diez de las 16 escuelas con mejores calificaciones académicas son colegios con enseñanza separada.

Hay dos investigaciones que merece la pena destacar, por la amplitud de la muestra estudiada y por su actualidad:
Un estudio de la National Foundation for Educational Research de Inglaterra, que fue comisionada para evaluar los efectos del tamaño y el tipo de escuela en la eficacia académica. Estudio casi 3.000 high schools de Inglaterra y un total de 370.000 alumnos y alumnas. En un informe, publicado en julio de 2002, señala que el rendimiento académico de las muchachas y los muchachos de las escuelas secundarias públicas de un solo sexo eran significativamente mejores.
-Un año después antes, en 2001, el Australian Council for Educational Research realizo otro estudio que comparaba resultados de escuelas diferenciadas por sexo y coeducacionales, después de seguir la evolución de 270.000 estudiantes durante seis años. El informe mostraba que lo alumnos y alumnas educados en aulas de un solo sexo habían obtenido resultados académicos entre un 15% y un 22% mejores que los que frecuentaban escuelas mixtas. Por otra parte, señalaba que era más exigentes el nivel de plan de estudios, más agradable el ambiente de trabajo y mejor el comportamiento de los alumnos.

 

 

Personalización: atención a la diversidad y respeto a la diferencia


Formar adecuadamente a cada persona según su propia identidad es un bien para la persona y para la sociedad. Hombre y mujer poseen cualidades antropológicas y psicológicas propias y la educación específica en escuelas separadas favorece la formación de mujeres y hombres con identidades definidas, llamadas a complementarse. De ese modo, la sociedad se enriquece con las aportaciones peculiares del varón y de la mujer.

Cualquier política de igualdad de oportunidades ha de reconocer como riqueza tanto lo femenino como lo masculino. En el ámbito familiar, los padres entienden bien que la educación de un hijo o de una hija ha de ser diversa, porque percibe las diferencias del varón y de la mujer como rasgos positivos que deben potenciarse, atienden esa diversidad sin dificultades, sin que el trato diverso al hijo o a la hija en función de lo que le distingue implique desigualdad.

En el ámbito escolar, la igualdad exige asegurar que alumnas y alumnos cuentan con programas y medios similares, y la justicia demanda la atención a su diversidad; esto se podría garantizar tanto en la enseñanza mixta como en la diferenciada, pero las escuelas diferenciadas tienen menos dificultades para atender adecuadamente la diversidad personal y los diferentes ritmos de maduración y de aprendizaje.

Por otro lado, la escuela mixta encuentra inconvenientes muy importantes para atender la diversidad de alumnos y alumnas: un aula para alumnos de los dos sexos presenta variables emocionales, conductuales y evolutivas mucho más acentuadas y dispares que las de un aula para alumnos de un solo sexo, por lo que muchos investigadores sostienen que la escuela diferenciada beneficia el proceso de aprendizaje, ayuda a un mejor desarrollo de la personalidad de los alumnos y consigue mejores resultados académicos globales.

El adolescente se da cuenta de que ya no es el niño que era y nota que, en el futuro, la dependencia de sus padres o tutores cada vez será menor. Vive la necesidad de identificar su propia biografía con un estilo y marca propia y exclusiva, aunque el afinamiento de su personalidad es un proceso complejo en el adulto tiene un papel de suma importancia. El adolescente necesita espacio y distancia, pero también modelos, referencias nítidas de sentido. Se da cuenta de que su vida será el resultado de opciones que está en condiciones de formular, aunque, al mismo tiempo, note su inmadurez para afrontar esos desafíos con la suficiente claridad. Esa situación de inquietud y de crisis se hacer notar en su conducto, plagada de bandazos e improvisaciones. Todo lo percibe y procesa en caracteres efectivos, pero sin acertar a expresarlos adecuadamente. Sumamente disperso, necesita espacios de diálogos sereno y profundo con sus amigos y con los adultos que le sirven de referencia.

Los jóvenes necesitan adultos que, sin limitarse a ofrecer información, les sirvan de modelo y les acompañen en la búsqueda de un sentido para su vida. Los centros de educación diferenciada tienen la ventaja de ofrecer a los alumnos o alumnas más personas del mismo sexo que pueden ser un modelo a emular. Es muy positivo poder recibir tutoría u orientación por personas del mismo sexo con las que el diálogo es más natural y alcanza mayor profundidad.

 

 

Respuestas a algunas afirmaciones


"En la vida normal chicos y chicas conviven juntos. ¿No es conveniente que los niños y adolescentes se relacionen con personas del otro sexo en la escuela y así aprendan a tratarse con naturalidad, respeto y tolerancia"

Los jóvenes se relacionan sin dificultades en las familias y en otros ámbitos sociales fuera de la escuela. Al comienzo de la adolescencia, surge espontáneamente la necesidad de una amistad sincera, profunda, con otras personas de su mismo sexo. Esas relaciones de amistad con los compañeros del mismo sexo tiene mucha importancia en el proceso de consolidación de la identidad sexual y de la maduración personal, y se desarrollan mejor la escuela separada, donde los adolescentes no sienten la presión de la presencia inmediata de persona del otro sexo.

La educación separada por sexos en la adolescencia ofrece un espacio <>, libre de presiones que ayudan a la persona a madurar. La proximidad de personas del otro sexo, natural y constante en la vida familiar y social, en la escuela suele suponer un factor de dispersión importante que influye en los muchachos y muchachas porque les obliga a estar pendientes de parecer bien a sus colegas del otro sexo, también en el ámbito escolar.

Por el contrario, en aulas diferenciadas, durante los años difíciles de la adolescencia, los muchachos y muchachas pueden comprender más fácilmente el papel de su propio sexo. Las chicas, en particular, desarrollan mejor sus formas propias de comunicación y cooperación en la escuela separada y disfrutan de situaciones de aprendizaje libre de posibles insolencias masculinas. Ya que las chicas y los chicos conviven en muchos ámbitos de su vida ordinaria, la escuela puede ser un ámbito de su vida ordinaria, la escuela puede ser un ámbito privilegiado para atender diferenciadamente al desarrollo de los valores y capacidades de la feminidad y de la masculinidad y el respeto hacia el otro sexo.

Además, situar bien la dimensión sexual es vital para el desarrollo equilibrado de la personalidad en la adolescencia, por lo que conviene evitar que perturbe la maduración intelectual y otros aspectos del crecimiento de la persona. También aquí la enseñanza diferenciada presente ventajas sobre la coeducación: sin impedir las relaciones de chicos y chicas en otros ámbitos, la escuela menos dificultades para ayudar a los alumnos a cultivar las cualidades que les son propias, sin los inconvenientes que se presentan habitualmente en un contexto coeducativo.
Algunos investigadores señalan que, en un centro mixto, los chicos entienden mejor a las chicas, pero les pierden respeto. Otros señalan que los adolescentes - especialmente, los varones - que se educan en escuelas coeducativas sufren un incremento de tensiones sexuales que a esa edad no saben controlar adecuadamente. En la pubertad, la formación del autodominio personal no queda favorecida por la presencia inmediata de personas de otro sexo. Hay un echo que parece estar bien comprobado: en los ámbitos donde se ha instaurado la coeducación son mucho más frecuentes los embarazos de adolescentes. Este no solo afecta a los adolescentes y a sus familias, sino que salpica también a la institución escolar. Una vez que se ha optado por la coeducación, resulta muy difícil establecer los límites y fronteras del comportamiento entre chicos y chicas y, lógicamente, los profesores no pueden transformarse en maestros-policías. Lo que se puede exigir a una institución educativa es que evite la promiscuidad.

Según Brown, en la adolescencia temprana y media los chicos están especialmente preocupados por ser aceptados en un grupo, adaptarse a él y lograr prestigio ante sus compañeros. La presión del grupo puede favorecer que se inicien precozmente en las relaciones sexuales con compañeros del otro sexo arrastrados por la convicción sobreestimada de que <>. En este contexto inmaduro, los varones, para resultar atractivos procuran potenciar las cualidades que se requieren para tener éxito en otros aspectos de la vida, mientras que las chicas perciben especialmente la importancia del atractivo físico y dedican gran atención a su aspecto personal, a veces en detrimento de otros aspectos importantes para su madurez personal; no sentirse atractivas puede provocar situaciones de depresión. Esta desigualdad en la relación ha hecho que algunos autores hablen del sexual harassment ("acoso sexual") como un tipo de violencia al que las chicas están sometidas desde su infancia y se presenta manifestaciones psicológicas, emocionales, físicas y sexuales.

De otro lado, disponemos de numerosos datos que ponen de manifiesto de estas edades una mayor incidencia de trastornos psicopatológicos en los niños en los chicos que en las chicas - problemas de conducta, dificultades de aprendizaje , consumo de drogas, vandalismo, hiperactividad, dislexias, conflictos con la ley, etc, - lo que puede generar depresión, descenso de la autoestima, auto concepto negativo y diversas manifestaciones de comportamiento neurótico: absentismo escolar, fugas del hogar, consumo de alcohol o conducta delictiva. Por lo que parece, la coeducacion tiene mas graves inconvenientes para el varón que para la mujer.

"Pero todo parece indicar que la coeducación ayuda a la convivencia entre chicos y chicas al mejorar el conocimiento y la mutua aceptación, y que la escuela separada lo dificulta"

Teóricamente, la coeducación presentaría algunas ventajas sobre la escuela diferenciada - siempre que la convivencia no derive en conflicto - entre las que se pueden señalar una mayor adaptación de chicos y chicas al ambiente, una profundización en la tolerancia y una mayor comprensión, libre de estereotipos, de lo masculino y lo femenino. Pero para alcanzar estas ventajas no bastaría establecer la coeducación como sistema de organización escolar, sino asegurar que el profesorado presta una profunda acción educativa para la formación integral de la persona y su educación cívica. Esto resulta mucho más difícil en la escuela mixta, en la que, además de las dificultades de cualquier proyecto docente, el profesor debe hacer un esfuerzo más exigente para atender las diversas situaciones de madurez y desarrollo en un ambiente donde las tensiones suelen ser mayores que en un aula homogénea.

Por su mayor activismo en la adolescencia, los chicos suelen requerir especial atención en un aula mixta, donde no es infrecuente que las chicas tengan la impresión de estar algo marginadas y que su participación activa en la clase sea comparativamente menor que la de los chicos por el contrario, las clases diferenciadas por sexo pueden reforzar la autoestima de las niñas, de modo que las que tiene condiciones lideran sin tensiones el trabajo en equipo cuando no hay chicos que interrumpan la conversación.

Para cualquier profesor con experiencia resta obvio que el ejercicio de la autoridad de un aula mixta suele ser mas difícil que si enseñara independientemente a chicos o chicas. La coeducación afecta a la disciplina académica porque introduce y añade un nuevo << plus>> conflictivo: el de las discrepancias, luchas y contradicciones entre los alumnos, provocadas por las diferencias de género existentes entre ellos.

El comportamiento de chicos y chicas cambia también con la coeducación. En ocasiones, las chicas transforman el compañerismo entre ellas en competitividad - a veces brutal en esas edades -, ante la presencia del varón. Pueden surgir así las primeras calumnias, murmuraciones y prejuicios que debilitan o quiebran la amistad que, hasta entonces, había entre ellas. Por otro lado, a veces los chicos hacen alarde de fuerza física y de atractivo corporal en presencia de las chicas, renunciando en ocasiones a la noble competitividad intelectual con ellas.

Años atrás se sostuvo la hipótesis de la ventaja de la coeducación en tanto que se suponía que la temprana convivencia entre chicos u chicas contribuiría a mejorar el conocimiento y la mutua adaptación. Estas hipótesis no han podido ser verificadas. Más bien parece, al menos en algunos casos, que la coeducación contribuye a hacer crecer los estereotipos vinculados con el género, condicionado el que tanto chicas como chicos se cierren en su grupo, al tiempo que aumenta la competitividad.

 

No está demostrado que la praxis coeducativa haya cooperado a un mejor entendimiento entre ambos sexos, y en modo alguno se ha podido verificar que por el hecho de ir a la misma clase los chicos y las chicas hayan aprendido a respetarse mutuamente en mayor medida en que podrían hacerlo quienes asisten a escuelas separadas. La impresión que tiene muchos profesionales es que, por el contrario, la visión del otro sexo tiende a ser más positiva entre los alumnos de las escuelas separadas que entre los de las mixtas.

La convivencia intersexual en la escuela mixta es un hecho, en tanto que el ,mutuo respeto entre los sexos ha de considerarse un valor , es decir, un ideal. Y la distancia entre ambos sigue siendo patente en contextos coeducativos, en principio no mas ni menos que en contextos de educación diferenciada. El respeto es aceptar a cada uno como es, con su riqueza personal. La escuela fomentara ese respeto con un proyecto educativo bien fundamentado en la naturaleza y en la dignidad del hombre , sin reducciones materialistas, que facilite a los alumnos alcanzar su propia madurez y el aprendizaje del dominio de sí, que es una pedagogía de la libertad humana.

Son numerosos los estudios que señalan los inconvenientes que deben soportar las chicas, a pesar de su mejor rendimiento escolar, en relación a los varones: la escuela coeducativa suele mantener un tono predominante masculino; los chicos acaparan hasta dos tercios del interés de los profesores ( en muchos casos por sus problemas de disciplina) en detrimento de las chicas, que quedan en un segundo plano, lo que se traduce en una menor participación de éstas en el aula.

Por el ritmo de maduración más precoz en las chicas, sobre todo entre los 12-14 años, los muchachos suelen percibir traumáticamente que mientras ellos siguen siendo niños, la apariencia de las chicas de su edad es cada vez más la de una mujer adulta. También en lo psicológico la asimetría es notable: las chicas están mucho más despiertas, en tanto que los chicos parecen torpes para casi todo.

En esta situación, los chicos suelen reaccionar retrayéndose en un repliegue introspectivo en el caso de los más tímidos, o bien en actitudes que pone de manifiesto la necesidad imperiosa de mostrar su superioridad en algún aspecto. En la escuela coeducativa, además, las alumnas suelen obtener mejores calificaciones, lo que provoca en los chicos una disminución de su propia autoestima y, en algunos casos, el desarrollo de sentimientos o complejos de inferioridad. Para disimularlos , los chicos suelen asumir actitudes exageradas <>.

La conducta de los chicos en clases suele ser más agresiva y egoísta que en clases separadas porque los chicos tratan de impresionar a sus compañeras acaparando la atención de los profesores con interrupciones o faltas de disciplina . Y las chicas soportan la peor parte de ese comportamiento indisciplinado. El fracaso escolar de muchos varones dificulta la convivencia entre los sexos, lleva a no pocos a posicionarse con actitudes de violencia machista y a reforzar los estereotipos de sexo al no poder compararse académicamente con sus compañeras. Según Nicoel Mosconi, profesor de pedagogía (París-Nanterre), estos estereotipos quedan reforzados en la escuela mixta.

Maccoby analiza las diferencias sexuales desde una perspectiva evolutiva y social . Ya desde la infancia se percibe una diferencia de culturas entre sambos sexos debido a sus intereses, especialmente al deseo de los chicos de dominar y mantener su status. Después de esta etapa de separación hay una de enfrentamientos que deja paso a una relación más sexualizada o romántica en una edad aún muy temprana ( esta sexualidad latente es siempre interpretada en términos heterosexuales por los niños). Para esta autora, la reducción de contactos entre ambos sexos durante la infancia protege a las chicas del dominio y la coerción masculina.

En un ambiente social que padece una erotización exagerada, es más necesaria que nunca una institución donde sea posible tratar con serenidad la formación diferenciada de los muchachos y de las muchachas en función de la peculiar vida afectiva de cada sexo. Esta necesidad tiene particular importancia en la adolescencia , cuando las tendencias sexuales se desarrollan rápidamente, con el peligro de que muchos casos pueda producirse desorientación, frustraciones y aun desviaciones psicológicas y conductuales. La interpretación que a menudo se hace de al << igualdad de oportunidades sin discriminación por razón de sexo>> suele resultar sesgada, y junto al sentido obvio que esto puede tener de cara a superara injusticias históricas para la mujer, la ideología coeducativa ha traído consigo, de hecho , un aumento de promiscuidad y ha sido ocasión de experiencias sexuales precoses.

La psicología evolutiva ha comprobado una tendencia espontánea a formar grupos separados en el juego y primeras amistades. La escuela Separada lleva ventaja en el hecho de favorecer lo que es natural es esas edades, que puede servir de base a un acercamiento también más natural cuando se alcanza la madurez. No parece que violentar esta tendencia favorezca una mejor relación según se ha comprobado en investigaciones y en la practica del aula.

 

"Algunos piensan que al separar a los estudiantes por sexo en las escuelas se consagra la discriminación de la mujer y se le niegas la igualdad con el varón desde la infancia, por lo que la educación separada perjudica a la mujer y perpetúa unos roles culturales y unos estereotipos sexuales que hay que superar".

La investigación reciente no avala estas afirmaciones. Por ejemplo , Lee y Bryk encontraron que las mujeres educadas en colegios sólo femeninos tenían de adultos una actitudes menos tópica en relación con los papeles de ambos sexos, y un autoconcepto más alto. En Europa, Cairns en un estudio con 2.295 estudiantes irlandesas obtuvo resultados semejantes , e incluso controlando el nivel socioeconómico , se halló mayor competencia cognitiva, autoconcepto y control interno. Por otra parte, Edre mostró en un estudio etnográfico que la presencia de chicos en el aula dificulta las amistades entre alumnas . Los estudios pioneros de Carol Gilligan sobre psicología femenina llamaron la atención sobre la pérdida de voz propia que las chicas sufren en la adolescencia ante el miedo de romper relaciones que valoran. En otras investigaciones se ha apuntado al hecho de que la capacidad de liderazgo y de estar seguras de sí mismas , y mantener así unas mejores relaciones con los profesores y compañeras, son una característica de centro exclusivamente femeninos.

Se está extendiendo la opinión de que la escuela mixta consolida los estereotipos sexuales: se suelen hermetizar los grupos de género, e incluso los planes para consolidar grupos mixtos de trabajo en clase suelen fracasar porque los chicos quieren estar con chicos, y las chicas con sus amigas.

La experiencia muestra también que las tensiones en los centros escolares mixtos han aumentado en los últimos años, sobre todo en centros docentes situados en la periferia de las grandes ciudades, que han experimentado un notable incremento en el número de agresiones de los varones a las mujeres. La evidencia empírica indica que las chicas son las más perjudicadas, sobre todo en el caso de experiencias sexuales precoses.

No se ha demostrado tampoco que la enseñanza separada fomente una mayor desigualdad entre los sexos. Más bien se ha comprobado lo contrario. Esto es que en los centros coeducativos las chicas reciben menos atención como señalo la Asociación Americana de Mujeres Universitarias en un estudio con 1.331 chicas. Esta falta de atención se expresa de muchas formas, y la culpa puede achacarse tanto a los profesores como a los alumnos.

Cuando las chicas se encuentran en un ambiente predominantemente femenino (porque no hay chicos en el aula y es alto el porcentaje de profesores de su mismo sexo) <>, entre las que destaca la facilidad para mostrar efecto y compasión (Shmurak).

Pero tampoco la escuela mixta es beneficiosa para los chicos. El psiquiatra Kraemer ha sacado a la luz recientemente un concepto que hasta ahora parecía aplicarse sólo a las mujeres: la vulnerabilidad masculina, como explicación de los fracasos en el aprendizaje que muchos alumnos sufren en las escuelas coeducativas norteamericanas. La necesidad de comunicar sus necesidades emocionales de un modo apropiado y mantener relaciones de amistad auténticas, combinando su agresividad física con su vulnerabilidad emocional, ésta siendo objeto de estudio por neurólogos.

Pollard resume los estudios sobre los efectos positivos para las chicas de las escuelas de un solo sexo, en tres puntos:

- La mayoría de los estudios sugiere que las escuelas de un solo sexo son útiles para las chicas porque les proporcionan un lugar confortable para aprender y explorar el mundo.
- Pueden ser particularmente útiles para las chicas en el nivel evolutivo de la adolescencia.

De lo anteriormente expuesto se puede deducir que la coeducación está menos preparada para respetar unas exigencias propias del modo de ser femenino y masculino. Por eso, parece preciso no confundir igualdad con uniformidad de trato educativo. Una auténtica igualdad de oportunidades exige una pedagogía diferenciada, atenta a cada caso particular, al diverso modo de aprendizaje y al distinto grado de maduración en cada etapa escolar, para no incurrir en igualitarismo.

 

 

"El objetivo esencial de la escuela ha de ser preparar para una convivencia social que es mixta".

 

Los defensores de la coeducación señalan que es preciso subrayar más la dimensión psicoafectiva que la dimensión intelectual del desarrollo de la persona: algunos postulan la atención preeminente a la afectividad y la interacción social, a costa de una menor atención al desarrollo de la inteligencia teórica y práctica. El rendimiento académico se valora menos que la adquisición de habilidades sociales. Parece, además, que la dinámica del comportamiento afectivo refuerza la tesis de que habría que dejar en un segundo plano lo cognitivo. En efecto durante la pubertad se va forjando poco a poco la identidad sexual, y ahí los escolares se comportan exagerando los rasgos propios del sexo por su propia inmadurez e inseguridad. Pocos chicos tendrán la generosidad, o pocas chicas el atrevimiento, de desafiar sus propios complejos y exponerse a lo que consideran subjetivamente un desastre: no ser aceptados por su mismo grupo sexual de pares.

El debate sobre la coeducación conecta con la pregunta sobre la finalidad última de la educación y de la escuela: ¿el objetivo prioritario es la socialización o la personalización? ¿Se ha de ayudar al crecimiento de cada persona individual, o bien procurar que todos asuman los parámetros sociológicamente dominantes de pensamiento y acción.

La educación ha de atender tanto a la personalización como la socialización, que no pueden darse la una sin la otra. Sólo se es capaz de atender los compromisos con la sociedad cuando se ha alcanzado un cierto grado de madurez personal: hay que tener para poder dar, por lo que la personalización es previa a la socialización. Sólo el desarrollo armónico y la madurez de cada persona individual mejorará la sociedad en su conjunto, por lo que el proceso de maduración personal y el desarrollo de la responsabilidad social no son aspectos contrapuestos: los dos han de estar presente en el proceso educativo.

Sin embargo, las teorías aludidas más arriba exageran la importancia del criterio sociologista al relegar a un segundo término el proceso de maduración de cada persona; llevadas por un prejuicio colectivistas acentúan la importancia de la escuela para trasladar a las nuevas generaciones los modos de conducta generalmente aceptados.

La idea es una <> propicia un enfoque de la tarea educativa que atiende más a las características diferenciales del crecimiento, que no pueden ni deben ser obviadas desde la antropología pedagógica. Alumnos y alumnas han de tener un mismo curriculum, una misma preparación que favorezca la igualdad de oportunidades en la sociedad. Pero la equidad exige un tratamiento educativo idéntico en algunos aspectos y diversos en otros, porque igualdad no es uniformidad. Ignorar las asimetrías no es una buena manera de concebir la justicia. Eso es lo propio de los planteamientos totalitarios. No es lógico considerar discriminatorio - en el sentido de injusto- el respeto a las persona individual y a sus diferencias individuales, es decir, a todas y a cada una de las personas.

 

 

"Las escuelas separadas por sexo son antidemocráticas o inconstitucionales"

En un sistema democrático, el respeto a la libertad, y más en particular, el respeto a la libertad de las minorías reviste especial importancia. La Constitución Española reconoce la libertad de enseñanza, que exige la libertad de los padres para escoger el tipo de educación que desean para sus hijos. No puede postularse la educación mixta como el único modelo escolar legítimo, salvo que se mantengan posiciones intolerantes negadoras de la libertad. La existencia de centros escolares separados no sólo no está prohibida, sino que ni siquiera es cuestionada en la legislación española. Si sólo se ofreciera un modelo educativo, ¿dónde quedaría la libertad? Lo que es antidemocrático es imponer una opción como obligatoria, excluyendo otras alternativas posibles.

La constitución Española, en su artículo 27,2, indica que <>, y ese desarrollo será entendido de forma diferente según cuál sea el concepto de persona humana y de las dimensiones que la integran. La Constitución sólo señala un limite que, al mismo tiempo, es el marco común de todos los sistemas educativos legítimos: <> (art. 27,2). En todo lo demás hay que estar al derecho de los padres a elegir un sistemas que esté de acuerdo con sus convicciones, y al que los titulares de los colegios a ofrecer un determinado modelo de escuela; los dos reconocidos en la Constitución y en la Ley Orgánica reguladora del derecho a la Educación de 3 de julio de 1985, en su articulo cuarto: <>, y veintidós: << los titulares de los centros privados tendrán derecho a establecer el carácter propio de los mismos>>, que es extiende también a los aspectos pedagógicos y de organización educativa, y por tanto al modelo de escuela diferenciada, o coeducativa, según prefieran.

El Tribunal Constitucional, en la sentencia de 13 de febrero de 1981, reconoció que el derecho del titular del colegio a establecer el <> <>, sino que, <>. El Tribunal Constitucional señaló que tal libertad no es una forma de libertad de empresa, sino que está ligada a la libertad ideológica y a la libertad religiosa, garantizadas por la Constitución. Expresión de tal libertad de enseñanza es la libertad para configurar un concreto ambiente educativo en el que se compartan ideales, valores y proyectos, ambiente que dota al centro de una identidad específica. En la misma sentencia se reconoce el derecho de los padres <> y <>. Es evidente, por tanto, que el titular tiene derecho a ofrecer un modelo escolar de enseñanza separada, o un modelo de escuela mixta; y los padres a escoger el tipo de centro escolar que desean para sus hijos.

La Sentencia del Tribunal Constitucional de 27 de junio de 1985 también reconoce que el derecho de los padres a elegir centro docente forma parte del núcleo contenido esencial del derecho a la educación, reconocido por la legislación española y los pactos internacionales suscritos por España. La imposición de centros mixtos como único modelo de enseñanza, choca abiertamente con el pluralismo de centros, fundamental en un sistema de libertad de enseñanza. Pretender que los centros concertados sean mixtos impide al titular optar por otro modelo pedagógico para su centro, y organizarlo en consecuencia, con manifiesta lesión al desarrollo constitucional de libertad de creación de centros docentes.

La Audiencia Nacional, en la sentencia de 20-12-1999, señala que <>. Por lo que <>
Por otra parte, el art. 10,2 de la Constitución española precisa que <>

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobadas por las Naciones Unidas el 10-12-1948, reconoce en su art. 26,3 que <>.

Por su parte, la <>, aprobada el 14 de dic. De 1960 por la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en su undécima reunión celebrada en Paría del 14 de Nov. Al 15 de Dic. De 1960 que entró en vigor en España el 20 de Nov. De 1969, dispone expresamente en su art. 2 que no será considerado como discriminación: <>. Tampoco se considera discriminatorio <>. En 1999, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU, ratificó <>.

Cuando se dan las condiciones para asegurar una misma calidad de educación en centros masculinos o femeninos -pues son idénticas las exigencias para los niños y las niñas accedan a la enseñanza, iguales los requisitos de espacio y de titulación de los profesores requeridos para la autorización de apertura y funcionamiento- se respeta escrupulosamente el derecho de igualdad.

Naturalmente, las autoridades educativas pueden organizar los centros docentes públicos como mejor consideren, aunque en una democracia sería razonable que escucharan la voz de los ciudadanos, incluso para ofrecer algunos centros públicos con enseñanza diferenciada para quienes deseen para sus hijos esta opción pedagógicas, que cuenta con defensores en todo el mundo. Y, desde luego, no sería congruente con la libertad de la enseñanza impedir que los centros privados que -en el ejercicio de sus derechos a la autonomía pedagógica y a establecer un ideario- han optado por la enseñanza diferenciada pueden beneficiarse de un concierto educativo que facilite a los padres la gratuidad de la enseñanza.

En una sociedad libre coexisten diversos modelos de educación y nadie tiene derecho a imponer uno de ellos. La pluralidad de modelos educativos, además de inevitable en un régimen de libertad, es conveniente, porque la educación está necesariamente referida a unos fines y valores, a un modelo de persona, a una concepción de la existencia humana, de la sociedad y de la historia, y esto se dad en cualquier caso, aunque quienes llevan a cabo la acción educativa lo ignoren o lo nieguen.
En definitiva, los padres tienen el derecho a escoger el sistema que consideren ventajoso para sus hijos: quien desee educación mixta, está en su derecho; pero también están en su derecho los padres que deseen un colegio con educación separada. Y a los poderes públicos les corresponde la obligación de garantizar que los padres puedan realizar su derecho en la práctica. Una sociedad se empobrece cuando obliga a todos los ciudadanos a seguir el mismo modelo educativo. Un modelo único de educación es un postulado del totalitarismo educativo que no admite la pluralidad de centros docentes y resta riqueza al sistema educativo.

"Lo habitual es la coeducación. Casi el 100% de las escuelas mixtas. La educación separada es algo marginal".

En Europa, la coeducación se extiende durante los años 60. En España, la Ley General de Educación de 1970 abrió la puerta a los centros mixtos. En la actualidad, el sistema público es mixto (no ofrece posibilidades de elección entre escuelas mixtas y separadas), y la mayor parte de los centros privados son mixtos. Se ha llegado a esta situación en parte por la presión ejercida por lo poderes públicos, especialmente en la década de los ochenta, cuando impusieron la coeducación a los centros sostenidos por fondos públicos, y muchos centros privados se sometieron a esa exigencia para acceder al concierto educativo, un sistema de financiación que ha servido a algunas autoridades administrativas para condicionar la identidad de los centros, de tal modo que los titulares de centros docentes que , en uso de su derecho, decidieron mantener su oferta de enseñanza diferenciada, han recibido presiones por parte de algunos gobiernos autonómicos y en algunos casos han tenido que acudir a los tribunales para mantener su libertad.

La opción por la enseñanza mixta se realizó más por razones ideológicas y políticas que por un análisis profundo de sus ventajas e inconvenientes y cada vez son más numerosas las voces en distintos lugares del mundo que reclaman la revisión de ese principio

Según afirma The Times (25 de abril 2003), los colegios femeninos están resurgiendo en Gran Bretaña. El año 2002 aumentaron un 13%.
En Québec, una tasa del 30% de fracaso escolar en secundaria ha suscitado un debate sobre la necesidad de volver a un sistema de educación separada. Por ahora, se han autorizado clases separadas por sexo, para facilitar determinados aprendizajes como historia, matemáticas o educación física, sin abolir las escuelas mixtas o las clases mixtas para algunas materias.

En EEUU., se aprobó en mayo de 2002 una ayuda federal de tres millones de dólares para escuelas separadas. <>, según la nota del Federal Register. El respaldo a las escuelas de un único sexo supera las posiciones tradicionales de los partidos políticos. En el senado norteamericano los defensores van desde republicanos como Kay Nailey Hutchison (Texas), a demócratas como Hillary Clinton (New York) o Edward Kennedy (Massachusetts). El estatuto de derechos civiles que regula la educación desde 1972, conocido como Título IX, ha tenido que ser modificado para hacer posible estas ayudas.

En julio de 2002, algunos exponentes del partido socialdemócrata austríaco (que introdujo la coeducación en el país en 1975) quiere separar las clases de chicos y chicas entre los 10 y los 16 años en algunas materias. Son precisamente las mujeres del partido las que plantean esta iniciativa.

Tambi&e